“Bueno mijo está bien vamos pal estadio”

 Para variar un poco, les traigo un blog que nos quiso compartir nuestro compañero Joker, que nos habla sobre su aficion y experiencia con el futbol.

Soy una persona de varios contrastes, muchos me creen un tipo de personificación costeña al 100%, pero los mismos costeños me creen un cachaco con acento caribe. Abiertamente expreso que no sé bailar, ni jugar fútbol, ni comer bollo e’ yuca ni arepa e’ huevo, y muchos me tildan de aburrido y serio. Pero hay 2 cosas que me gustan como a buen hijo de esta tierra, una buena salsa (Aunque sin saber bailarla) y mi amado Junior de Barranquilla.

Todo comenzó el año de 1993, recuerdo que hacía primer año de primaria, la ciudad era una locura, y sobre todo mi casa, con justa razón; el equipo de mi tierra se coronaba campeón después de 13 años. El mismo año que la selección Colombia, justamente de la mano de un hijo de estas tierras caribeñas, Carlos Alberto “El Pibe” Valderrama le hizo una jumbo fiesta a Argentina en el monumental…5-0. “No que yo soy Argentina y acá te voy a meter de a 8 goles; espérate ahí…”

Desvarío, ese año precisamente me sentaba al lado de mi familia a ver coronarse campeón al Junior de Barranquilla, inocentemente festejé con ellos, brincaba y alborotaba a mis apenas 5 años de edad; y subconscientemente me fui adentrando en esta pasión rojiblanca que hoy en día me abraza con sus alegrías y tristezas.

Al año siguiente mi abuelo, ese mismo que muchos de mis amigos conocen como el “Final Boss” me llevó de la mano al estadio metropolitano, al gigante de la Murillo, y era un plan que estaba lejos de acabarse. A diferencia de hoy en día que se juegan las fechas de la hoy llamada Liga Postobón (Antes Copa Mustang) los sábados, viernes, jueves y demás días por efecto del mercadeo televisivo, los partidos eran los domingos, es decir que al domingo en la mañana tipo 10 le decía a mi abuelo si quería ir al estadio, y dependiendo si el plato futbolero era el adecuado me decía si íbamos o si esperábamos un mes más (Antes se jugaba de local cada 2 fechas).

Nacional, Medellín, Millonarios, Santa Fe, Cali, América; porque como decía mi abuelo a los cachacos había que darles por la cabeza, y como olvidar el inolvidable derby costeño con el hoy descendido Unión Magdalena, eran los partidos a los que íbamos siempre, de vez en cuando íbamos contra Tolima, y recuerdo que ante ese equipo viví mi primera derrota en el estadio, teniendo como diría un amigo mío “Cule actitud X desgraciada”.

En fin, habían muchas sensaciones al ir al estadio, la primera era ir a Metrocentro, donde había un plan baby geek de jugar super nintendo en un local de videojuegos mientras mi abuelo se tomaba unas cervecitas, luego de jugar almorzábamos en algún local de comidas rápidas, carne asada por lo general acompañada por cerveza para mi abuelo (Era obvio) y gaseosita para mí. Luego cuando faltaba una hora para empezar el partido íbamos entrando al estadio a ubicarnos como Dios manda en todo el centro de la mitad del medio de la tribuna de Oriental.

Gol de Junior!!! A celebrar, abrazos iban y venían, recuerdo que a los 7 años no sabía comportarme y en las gradas pateaba sin intención a un señor que estaba adelante, se puso molesto e incluso me regañó…Gol de Junior!!! Mi abuelo, el señor molesto y yo nos abrazamos como si fuéramos los mejores amigos. Si tenía hambre me compraba unas “salaita la papita la papita” (Creo que hay que ser costeño para entender esta frase), unas butifarras, o un perro caliente en la cafetería del estadio. Junior se coronaría campeón en 1995 luego de en 1994 hacer una extraordinaria Copa Libertadores ante el Velez Sarsfield de Chilavert y perder por Penalties (Nadie le está pidiendo explicaciones).

Ojalá les haya gustado, la diversión apenas comienza, esperen mi próxima entrega.

Escrito por: "El Joker" 

Editado por: "Thiago"